Su tamaño está acorde con el entorno en que se encuentra, una reducida plaza de 15 m², sin más entrada ni salida que la también diminuta calle de estilo morisco, Pedro Jiménez (más bien conocida como calle del Pañuelo). Se accede a ella a través de la plaza de la Concha.
La plaza no sobrepasa los quince metros cuadrados de superficie. La anchura del paso es de 76 cm. A ambos lados de la fuente se encuentran unos pequeños arriates con dos naranjos, y jazmines. En una de las esquinas de la calle encontramos un capitel toscano y un fuste. En la placita otro capitel esta vez corintio.
Caudal muy bajo (0-1 l/s). Se agota excepcionalmente.
Son numerosas las historias que tiene este emblemático lugar. La plaza donde se encuentra la fuente es conocida como la más pequeña del mundo y tiene diferentes nombres para dirigirse a ella. Uno de ellos es la “Plaza de los Rincones de Oro”, topónimo que Ramírez de Arellano estima que se le puso “en mofa a su suciedad”. Otros autores preferían buscarle otro significado más poético, atribuyéndolo a los pocos rayos de sol que penetraban en la plaza a causa de las ramas de los naranjos. Por otro lado también cuenta la leyenda, que vivía un comerciante de sedas muy reconocido por tener las mejores telas de todo el califato comparándolas así, con el oro. Otros de los nombres que se le atribuía antiguamente, era la plaza de los besos, ya que eran muchas las parejas que se escondían en ella para evitar ser vistos. También se conoce la historia de que si se bebe agua de esta fuente, te casarás tarde o temprano.
Es una fuente mural con hornacina de ladrillo cocido (adobe). A través del caño vierte su agua sobre un antiguo brocal de pozo de origen árabe. Originariamente tenía cuatro azulejos vidriados en verde que lo rodeaban
Red de abastecimiento. En la antigüedad de Aguas de la Fábrica de la catedral
Siglos X-XII