su construcción data del siglo XIX, durante uno de los mandatos del alcalde Juan Rodríguez Sánchez.
Su instalación fue la respuesta a las constantes reclamaciones de los vecinos, de que no tenían agua. Se aumentó el caudal de la fuente más cercana, y se derivó con una cañería de plomo a lo largo del Puente Romano, hasta dar servicio a esta fuente.
Fue la primera de este lado del río.
Durante un tiempo la fuente fue trasladada al centro de la Plaza de Santa Teresa, pero hoy vuelve a estar en su ubicación original
Consta de un sencillo pedestal de sillería antes rematado por una cruz de hierro forjado. Aún hoy conserva tres caños que surten a un pilón principal y a otros dos laterales para llenar cántaros, todos ellos realizados en piedra de mina
Red de abastecimiento. En la antigüedad de Aguas de la Fábrica de la catedral
1874